Crítica: EL REINO PROHIBIDO (THE FORBIDDEN KINGDOM), de Rob Minkoff

THE FORBIDDEN KINGDOM (Estados Unidos 2.008, 113 Minutos, Aventuras)
Dirección: Rob Minkoff.
Guión: John Fusco.
Reparto: Jet Li, Jackie Chan, Michael Angarano, Collin Chou, Crystal Liu Yi Fei, Li Bing Bing.
Fotografía: Peter Pau.
Música: David Buckley.

Valoración: 7/10

Sinopsis: Jason es un auténtico apasionado de las artes marciales. Su sueño sería convertirse en un maestro del kung-fu, pero ni su físico ni su situación ayudan. Una noche Jason hace un gran descubrimiento en una vieja tienda, un milenario bastón que le teleporta a la antigua China. Allí, con la ayuda del peculiar maestro Lu Yan deberá cumplir una importante misión. Derrotar al Señor de la Guerra de Jade y liberar al Rey Mono, un legendario y poderoso luchador atrapado en un hechizo durante siglos. La única forma de que Jason pueda cumplir con su cometido será aprender por fin todos los secretos de las artes marciales.

Crítica: ¿Qué tendrá la infancia que nos hace ver todo con otros ojos? La ilusión es la maquinaria que nos pone en marcha, convirtiendo nuestra mirada en algo más inocente y al mismo tiempo, más fácil de engañar. La industria de la (benévola) mentira que es el cine es un reducto sagrado para la imaginación, capaz de convertir ante los ojos de un niño mundos irreales, aventuras imposibles y personajes ficticios en algo auténtico. Real. ¿Qué tendran esos años ingenuos, que incluso décadas después ansiamos volver a sentir esa ilusión aunque sólo sea por unos minutos? Este Reino Prohibido es un filme ideado y producido para deleite del niño interior de todo treintañero que llene la sala. Cada uno de sus fotogramas parece rendir homenaje a ese cine ochentero cutre y casposo que, a pesar de sus limitaciones, hizo gala de una fantástica imaginación. Tanta que muchos, marcados por aquella época, buscan hoy en día una forma de rememorarla con cintas como esta. El chico buenazo acosado por una banda de cafres con un sueño incumplido, ese mundo imaginario cargado de amigos y aventuras que son imposibles en el real, la meta que provoca la inevitable ascensión personal, los golpes, los escenarios, los malos de libro, el final… Todo podría haberse rodado a mediados de los 80 en forma de bombazo comercial, de aquellos que en el tecnológico siglo XXI aún arrasan en las listas de los más vendidos. Tampoco parece pasar el tiempo por Li y Chan, dos cincuentones en plena forma que conscientes de su propia leyenda, aparecen en la película relajados (todo lo que les permite su nervio interior), en su salsa e incluso graciosos. El Reino Prohibido hace gala de una cuidada producción y sobre todo de una sensibilidad para con su público que logra recordarnos que por desgracia, ya no vivimos en tiempos tan ingenuos.