Crítica TV: SPARTACUS – GODS OF THE ARENA (ESPARTACO – DIOSES DE LA ARENA)

SPARTACUS: GODS OF THE ARENA 4/10 (STARZ, Miniserie, 6 Capítulos con Dustin Clare, Lucy Lawless, John Hannah, Peter Mensah, Manu Bennett, Andy Whitfield, Antonio Te Maioha, Nick Tarabay, Jaime Murray, Lesley-Ann Brandt, Marisa Ramirez, Temuera Morrison, Jeffrey Thomas, Craig Walsh-Wrightson, Gareth Williams. Creada por Steven S. DeKnight.)

La casa de Batiato ha cambiado de dueño. Ahora su gestor es un ambicioso joven que está dispuesto a utilizar todas las artes de las que dispone para llegar a lo más alto de la sociedad de Capua. Por fortuna, tiene a su disposición los servicios de Gannicus, un ególatra gladiador celta que parece ser imbatible. De su triunfo en la arena depende el destino de la casa de Batiato y de los muchos luchadores que viven en ella. Ese el caso de Oenomaus, el único que sobrevivió a un combate con el invencible Theokoles y también el de Crixus, un humilde esclavo galo que se ve forzado a convertirse en gladiador. Sin embargo el camino hacia el poder está lleno de trampas mortales.

Ya sabemos que en Spartacus no hay lugar para la moderación, pero lo realmente sorprendente es que esa pasión por el exceso ha afectado de manera muy dispar a sus seguidores. Los hay que califican a la serie como un grotesco compuesto de caspa y fluidos, mientras que para otros es la maravilla definitiva de la ficción audiovisual. Probablemente ninguno de esos grupos esté en posesión de la razón y, lo que es peor, ese fantatismo les lleva a no disfrutar por completo de la serie o a hacerlo sin comprenderla. Como ocurriera con su predecesora el único método para gozar con Spartacus sin ver cuestionado de por vida el gusto artístico propio es aceptando sus limitaciones y centrándose en sus aspectos más favorables que, aunque no lo parezca, los tiene. Los que vieron Sangre y Arena ya sabían a qué se enfrentaban en esta Dioses de la Arena. A sangre falsa, sexo coreografiado, diálogos fuera de tono y sobreactuaciones, pero también a tramas que avanzan a toda velocidad sin miedo al riesgo y personajes que a su manera, se han ganado el cariño del respetable. Un juicio objetivo concluye por tanto que artísticamente Spartacus provoca pavor y mofa a partes iguales, pero también que siendo aceptada como un maravilloso placer culpable proporciona un entretenimiento sin competencia gracias a su ya conocida osadía a la hora de desarrollar su argumento. Tal vez por su condición de precuela, por conocer por anticipado el destino de algunos personajes, esta Dioses de la Arena pierde potencial frente a su nodriza, pero sigue dejando claro que en las temporadas venideras Spartacus no va a cambiar su fórmula y que seguirá despertando entre sus incondicionales opiniones contrapuestas pero igual de intensas.

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  1. #1 por Andres el febrero 28, 2011 - 10:07 am

    Pienso que rompio todas las barreras moralistas del cine en esta serie, ciertamente los gladiadores reales no eran modelos, pero se nota que leyeron sobre el ambiente romano de la epoca para mostrar el ambiente en que vivian, a mas de eso, algo que llama la atencion en la serie es la notable diferencia de dos mundos que vive uno del otro a travez de la mentira, les dan gloria y honor a hombres que solo son esclavos y no son libres de nada, ni de sus propios sentimientos, ni de su tiempo, ni de su vida para que otros se lleven el credito en poder y riqueza. Un mundo fue o que aun existe actualmente..
    En las luchas de la arena todos los golpes son apreciados en camara lenta hasta el punto en estallar en sangre donde a veces la misma salpica hasta el espectador.. tambien se aprecia el fanatismo del publico que acude a mirar los juegos de esa epoca, que tal vez habra sido asi como ver un buen partido de futbol, con la diferencia que el que pierde, pierde la vida.

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